Solo un 5% de los documentos han podido ser estudiados, según un historiador
JUAN ARIAS - Río de Janeiro - 03/07/2010
La alarma la dio el diario Folha de Sâo Paulo el pasado 27 de junio: los 35 millones de folios (cinco kilómetros si se les colocara apilados), de documentos secretos de la dictadura militar de Brasil (1964-1985) están pudriéndose en un viejo edificio de Brasilia. Hay goteras por doquier que mojan las bolsas de basura que contienen los documentos. Aparte de la humedad, hay riesgo de incendio y, sobre todo, de pérdida o desaparición de los papeles. Los documentos de la historia más oscura y triste de Brasil se encuentran allí, en ese viejo edificio que parece más un trastero que un archivo, desde 1999.
Los 35 millones de folios están en bolsas de plástico y sin clasificar
Carlos Fico, catedrático de Historia y director del Departamento de Metodología de la Historia de la Universidad federal de Rio de Janeiro, es uno de los mayores investigadores del periodo de la dictadura militar. Él fue quien dio la primera voz de alarma. "Los documentos corren un serio peligro. Están en un edificio precario, donde no hay posibilidades de que sean clasificados como en un verdadero archivo, como yo mismo he podido observar", dice.
Aparte del estado de conservación de los documentos, Fico y su equipo de investigadores ven casi tan grave la dificultad que hay para acceder a éstos. A pesar de que los papeles comenzaron a ser consultados durante el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), ha sido mínimo el avance en la apertura de los archivos en los últimos ocho años, durante los dos mandatos de sucesor, Luiz Inácio Lula da Silva, que están a punto de acabar. Los historiadores afirman que solo han podido analizar un 5% de los millones de documentos guardados.
Fico señala que le costó cuatro años de trámites burocráticos el poder acceder a uno de esos documentos. Para contener la curiosidad de los historiadores, la Administración se ampara en la ley brasileña de salvaguarda de la honra de las personas que impide la publicación de datos íntimos. Ello es porque los militares, aparte de rellenar los expedientes de los enemigos de la dictadura con información política, daban cuenta de la orientación sexual de los investigados, de sus traiciones matrimoniales, etcétera. Como muchas de esas personas aún viven habría que pedirles su consentimiento para poder estudiar dichos documentos. Otra dificultad para los investigadores es que los diversos ministerios liberaron sus millones de documentos sin preocuparse en catalogarlos u ordenarlos de alguna manera.
¿Pero es importante para los brasileños conocer el contenido de esos documentos secretos? Fico no tiene dudas: "Su estudio podría revelarnos una nueva cara de Brasil hasta ahora desconocida. Podría demostrarse que no es tan cierto que la dictadura de Brasil fue menos salvaje que la de países como Argentina, a pesar de que hubiera menos muertos y desaparecidos. Podría acabar con ciertos mitos, como que los verdugos y torturadores fueron solo los militares, cuando existió una parte de la sociedad civil no solo comprometida con la dictadura sino que participó activamente en la represión y en la tortura".
Según el historiador brasileño, la opacidad para acceder a los archivos explica por qué el Congreso, ya en democracia, aprobó la polémica ley de Amnistía para los torturadores. "No fue ninguna imposición de los militares, fue un acto soberano del Congreso democrático. Fue una anomalía de Brasil en comparación con otros países como Argentina, Chile o Uruguay, donde la sociedad fue mucho más dura con los militares", dice Fico. "Lo que es increíble es que los militares, ni siquiera los de hoy, hayan tenido el coraje de pedir perdón al país por los horrores cometidos". Fico cuenta que en los libros de texto que ha consultado y que se utilizan actualmente en las academias castrenses "se sigue presentando a la dictadura militar como un bien para él país con grandes elogios a la misma".
En Brasil, cerca de 10.000 ciudadanos han podido probar que sufrieron daños morales y materiales por su lucha contra la dictadura han sido indemnizados. Para Fico, ésta ha sido la forma con la que sociedad civil ha pedido perdón por los años de la dictadura.
Subtraído do Gílson Sampaio
Reportagem original: El País (España)